CUENTO No. 31: LOS ESTADOS DEL SER Cap. 4 El estado de la disciplina interior
- Paulina Villegas
- 30 abr 2023
- 7 Min. de lectura
Los últimos días han sido días difíciles. Días de muchas pruebas, pero sobre todo, de mucha consciencia. Esos días que te muestran los retos que tu Alma decidió trascender en esta vida y que, si no te detienes un momento a analizarlos, puedes caer en el victimismo y la desesperación. De hecho, sin caer en estas trampas, sí me pregunté muchas veces ¿Qué está pasando? ¿Qué debo aprender, madurar e integrar en esta situación, que no lo veo con claridad? Y entonces dije… Pues como no lo veo y no lo entiendo me dedicaré a sanar con esta herramienta que conozco. El hoponopono. Y pues si… Llevo casi dos meses recitando mis 4 palabras mágicas, sanando algo que aún no veía bien pero que comprendía que de una u otra forma yo era responsable porque estaba en mi realidad y me estaba afectando.
En uno de esos días, dije: eh, voy a mirar en mi Plan del Alma a ver si tengo pistas de lo que esta situación me está invitando a reconocer. Y oh sorpresa… Estoy pasando por un ciclo corto de crisis. Y por supuesto me dije… Ok ya todo cobra sentido. Fui al pasado, revisé fechas y ahí estaban todas las pistas. Ahora estoy dedicada a presentar el examen y continuar; sin drama, sin miedo, sin ¿por qué a mi?
Todos estos últimos días me he dado cuenta de la relevancia e importancia de la palabra aceptación. Es una palabra clave cuando decides, de forma consciente, transitar tu Plan del Alma. Ya no se trata de quiero x, quiero y, quiero z; que además ya lo veo como un sentir de niña caprichosa que no conduce a nada, solo a llenar vacíos. De hecho, la verdad ya no quiero nada. Solo deseo conectar con mi corazón y atender sus llamados. Fluyendo con la vida y la experiencia.
El camino de la disciplina interior nos enseña a ponerle orden al caos, comprendiendo que en el camino de la evolución primero las cosas son “deformes” y luego “formadas”. Es un camino que nos invita a terminar las tareas con perseverancia y paciencia, especialmente para aquello que no se entiende, confiando en que todo en el Universo es perfecto. Es un camino sin duda de seguridad, pero de seguridad en uno mismo y en la vida.
A través de este camino aprendemos que el ser humano es capaz de vivir en y con la inseguridad del mundo sin verse afectado negativamente por ella. Podemos experimentar lo que es vivir con la comprensión de que nada es permanente, de que no hay seguridad “ahí fuera”, que la seguridad la crea uno mismo. Es hermoso ver que en este estadio la vida no se evita, se abraza, se hace una con nosotros.
Ahora bien, hay que tener mucha disciplina interior para lograr vencer esa actitud inmediata de derrota frente a la adversidad. Esa condición de víctima que tanto nos gusta, donde perdemos todo nuestro poder para cederlo a las circunstancias y decir que esto me pasa por culpa de a, b, c, o d.
Sin duda la seguridad en uno mismo es una actitud y aptitud que se cultiva y se trabaja.
Y si ya sé… ¿cómo? Eso sueña muy lindo, pero a la hora de ponerlo en práctica no es tan fácil.
Lo que a mí me funciona y me ha funcionado muy bien es:
Comprender. Pero comprender de verdad, no solo a través del entendimiento (intelecto). Comprender que hay leyes universales y originales que no se pueden cambiar. Hay reglas del juego establecidas desde el Principio, y el transcurso de este proceso cósmico se seguirá produciendo, lo aceptemos o no. Las estructuras básicas no se pueden cambiar por la simple razón de que no las entendamos. El Universo, aunque a veces parezca otra cosa, no deforma su estructura. Es el hombre el que impide el normal fluir de las cosas.
Cuando realmente comprendo esa sabiduría, paso a declarar en mí: “Todo está en orden” aunque a veces no lo entienda.
Si esto está en orden (situación que nos desorienta), es algo que mi Alma definió “desde el principio” para un propósito superior. Por lo tanto, lo observaré y trataré de hacer consciencia para comprender que se pide de mí aquí y ahora.
Si no lo entiendo, aún… Sano. Lo pongo en oración, en meditación, en observación.
Si lo entiendo, hago consciente lo inconsciente. Hago lo que puedo hacer, y suelto lo que no puedo hacer. En aceptación siempre y permitiendo que mi “Ser” viva esta experiencia como la debe vivir. Es decir, sintiendo lo que siente, pero sin drama. Sin victimismo.
Es un camino exigente, pero poderosísimo. Un camino que nos invita a coger las riendas, a hacernos reyes. De hecho, su carta representativa en el tarot es el emperador. Que a priori pareciera fuerte, materialista, autoritario y muy poco flexible. Pero que en realidad es un ser precioso que nos enseña todo sobre el poder, ese poder personal que trasciende al individuo para ir tras proyectos transpersonales.
Mary K. Greer lo define como:
“El sendero del poder y la disciplina para alcanzar las mayores ambiciones”

Este sendero bien aspectado nos habla de lograr la seguridad en uno mismo y en la vida a través de la práctica permanente de la disciplina interior. Nos habla de personas con autoridad, orden, disciplina y constancia. Personas que son capaces de lograr resultados y disfrutarlos, como fruto de su capacidad para terminar las tareas y concretarlas. Es un sendero que también nos habla de los límites, comprendiendo que poner límites es lo más amoroso que podemos hacer por nosotros mismos y por los demás. Cuando las reglas están claras, las relaciones fluyen y el amor se manifiesta sin impedimentos.
Ahora bien, este sendero mal aspectado nos habla de aburrimiento en la perseverancia e incapacidad para rematar las tareas comenzadas. Abandono en la disciplina interna, o su opuesto, rigidez en la autodisciplina. Problemas de relación con el padre. Atracción hacia relaciones de sometedores y sometidos. Testarudez. A nivel físico nos puede mostrar problemas en las articulaciones, artrosis o artritis. Pinzamientos de vértebras.
En palabras de Jodorowsky:
«Soy la seguridad. Soy la fuerza misma. Cuando hablo en vosotros os doy a entender que no hay flaqueza. Mientras no me hayáis visto sólo conocéis la inseguridad. No tenéis el poder de hacer, de expresaros, de oponeros: sois una víctima. Pero conmigo vuestro miedo cesa. Dejáis de dudar y de desvalorizaros. Nadie os puede obligar a hacer lo que no queráis hacer.
Mis leyes son las leyes del universo en acción. Cuando uno no se opone a ellas, son infinitamente pacíficas. Pero cuando las desobedece, son terribles. Soy capaz de desencadenaros la enfermedad, el infarto, los tumores, la cirrosis. Si no obedecéis las leyes que ordeno puedo destruir. Tengo derecho a matar. Pero si estáis enfermos y yo os habito, os haré superar el dolor y las dificultades, disolver los obstáculos. Soy la salud oculta en un cuerpo doliente.
Soy invencible. No me demoro en el conflicto: guerreo. Nunca me rindo. Soy la certeza. Nadie puede destronarme. Soy un eje, ordeno todo alrededor de mis leyes. Hago reinar el orden de todas las maneras, desde la más suave hasta la más feroz…
Cuando me manifiesto en vuestro cuerpo, estáis en pleno equilibrio, sois incapaces de tropezar. Conmigo, el cuerpo es el centro del universo, está sostenido por una fuerza inmensa y puede hacer frente a cualquier cosa. Soy terriblemente tranquilo. Cuando me sitúo en vuestra boca, en vuestra musculatura, vuestras palabras son exactas y no tembláis. Todo en vosotros se calma: la vida orgánica, los pensamientos, los deseos, el corazón, la memoria, el tiempo y el espacio.
Colocadme en vuestro centro como una fuente inagotable, como la raíz de vuestro vuelo futuro. Entonces la angustia no os impedirá vivir ni realizaros, la impotencia y la pereza no dominarán vuestra acción. El temor a la miseria no se opondrá a vuestro trabajo, seréis capaces de construir vuestra prosperidad. Las tormentas emocionales no os distraerán de vuestra obra, el dolor y la enfermedad no os impedirán sentir vuestra fuerza, nada podrá quebrantar vuestra concentración.
Ni vuestras reticencias intelectuales, ni vuestra timidez, ni vuestra identificación con el papel de víctima, ni los sufrimientos del pasado, ni la mala imagen que tenéis de vosotros mismos os impedirán encontrarme a mí, vuestro Emperador. Si una educación tóxica o un sistema de valores nefasto han impreso en vosotros falsas leyes, reglas inútiles, ¡apartadlas! Estableced vuestras reglas, vuestro sistema de trabajo, vuestras acciones a partir de las leyes que os revelo. Estoy aquí, aparezco,
y detrás de mí hay todo un ejército, el sol, las estrellas, las galaxias.
Os protejo y os exhorto a la fuerza.
Soy vuestro guerrero interior, el que ve vuestras flaquezas y no flaquea»
Bellísimo, ¿verdad?
Este sendero nos invita a observar nuestro sistema de creencias, revisar nuestra relación con el poder y el mundo material y hacer limpiezas en nuestro cuerpo mental, emocional y físico. Así mismo nos pide revisar nuestros sanos límites y establecer los negociables y los no negociables en nuestra vida para tener sanas relaciones.
Personalmente me gusta mucho este sendero. Creo que es una invitación poderosísima a hacernos cargo de nosotros mismos y de lo que creamos en nuestras realidades. A saber, que todo tiene un para que, un propósito que siempre está para nuestro mayor beneficio; y nos invita a ser valientes y no huir. A hacernos responsables y “enfrentar” todas las situaciones con gallardía y seguridad.
Muchos de los que me conocen saben que hay dos cosas que me rallan mucho. Una es el papel de victimizarse y la otra es la incoherencia. De hecho, en ocasiones puedo parecer muy dura, y serlo. Pero es que yo veo que cada uno de nosotros tiene el poder para ser el protagonista de su vida. Es muy difícil para mí ver a las personas sin la capacidad de afrontar todas sus situaciones y salir reinando su experiencia; porque creo firmemente que sus Almas no se equivocaron al elegir sus planes.
Todo lo que llega a ti es porque te corresponde y porque tienes el poder, los recursos y la capacidad de vivirlo, trascenderlo y “reinarlo”. Así que no me pidas que te vea vencidx y te lo acolite.
Pauli
¹ Libro La vía del Tarot, Alejandro Jodorowsky, Marianne Costa. Página 174 – 175.
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