CUENTO No. 32: LOS ESTADOS DEL SER Cap. 5 El estado de la canalización
- Paulina Villegas
- 7 may 2023
- 6 Min. de lectura
Señor, hazme un instrumento de tu paz
Que donde haya odio, yo lleve el amor. Donde haya ofensa, yo lleve el perdón. Donde haya discordia, yo lleve la unión. Donde haya error, yo lleve tu verdad. Donde haya duda, yo comparta la Fe. Donde haya desesperación, yo lleve esperanza. Donde haya tinieblas, yo ponga la luz. Donde haya tristeza, yo lleve alegría.
Que no busque ser consolado, sino consolar, ser comprendido, sino comprender, ser amado, sino amar.
Porque es dándose como se recibe, es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra a sí mismo, es perdonando, como se es perdonado, es muriendo como se resucita a la vida eterna.
San Francisco de Asís.

Hoy comienzo mi cuento del camino con esta oración porque, independientemente de que seas religioso o no, para mi es claro que somos vasijas o instrumentos que contienen algo genial, algo divino. Algunos le llaman Alma, otros Espíritu, otros Esencia, Chispa, Energía, Luz, Consciencia. Es algo que va más allá de nuestra comprensión pero que nos hace “hijos de Dios”. Nos hace ser algo mas que “animales muy evolucionados”. Nos hace ser seres espirituales viviendo una experiencia humana.
Este sendero se trata de hacernos conscientes de eso y prestarnos, casi que rendirnos, para volvernos ese instrumento a través del cual la vida se manifiesta y crea. Es un camino profundamente espiritual y místico que nos permite hacer el puente entre el arriba y el abajo. Entre el cielo y la tierra. Entre lo espiritual y lo material.
A este sendero también se le podría llamar la vía del corazón. Es un sendero muy hermoso, que normalmente “abrimos” después de haber alcanzado “todo, o mucho, de lo que queríamos caprichosamente” en el mundo de la materia y darnos cuenta que aún así no nos sentimos realizados. Sentimos que nos falta algo, pero no entendemos ¿qué? ¡Ya lo tenemos todo!
Lo que falta, y nos recuerda este sendero, es el sentido espiritual de la existencia y logramos conectar con ese sentido cuando escuchamos el llamado de nuestro corazón. Allí donde esta nuestro gurú, nuestro guía, nuestro maestro interior.
En el trabajo con este sendero muchos llegamos a confundirnos y buscar ese gurú, ese guía, ese maestro en el exterior, adoptando prácticas, rituales, dogmas que nos limitan y nos impiden avanzar por ese camino y ese plan que trazó nuestra Alma. Sin embargo, recuerda: “para llegar a Dios solo tienes que entrar en tu interior. El no esta afuera, esta adentro. Siempre ha estado dentro de ti. No te distraigas”
Como lo expresa el Dr John F. Demartini en su libro: “La experiencia descubrimiento”.
Resulta paradójico que aquellos que mas buscan a Dios son quienes mas niegan su presencia. Tratan de encontrar la Divinidad y, al final, regresan y se dan cuenta de que estaba allí desde el principio.
Recorrer este sendero con absoluta consciencia nos pide que transitemos el camino de la coherencia. La coherencia nos exige que nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestras acciones y nuestras palabras estén alineadas. Gran reto para nosotros que vamos por la vida fragmentados diciendo algo, pero actuando, pensando y/o sintiendo otra cosa, casi siempre, totalmente contraria.
El sendero de la canalización bien aspectado nos habla de una persona que sabe usar todo su potencial y comprende que cada proceso es distinto. Así mismo este sendero nos ayuda a reconocer nuestro maestro interior, experimentar la alegría de vivir y la autosatisfacción en la motivación. Incluso, nos vuelve maestros y/o grandes comunicadores de la vida, porque nos reconocemos como canales a través de los cuales la vida misma se puede expresar sin ningún tipo de polaridad.
Por su parte, este sendero mal aspectado nos habla de alguien que se toma demasiado en serio, con escaso sentido del humor, culpabilidad por carencias que se ven al compararse. Sumado a que piensa que no da la talla, teniendo sentimientos de inferioridad y siendo inflexible, con sigo mismo y con los demás. A nivel físico, el bloqueo se manifiesta en problemas de oídos y vista. Problemas en la mano, brazo u hombro derecho. Mareos, tortícolis.
El trabajo en este sendero nos invita a hacernos las siguientes preguntas:
¿A quién buscas para que te ayude, dirija o enseñe?
¿Qué ley o norma crees que has transgredido?
¿Quién te pedirá cuentas?
¿Qué tradiciones defiendes?
¿Contra que tradiciones te rebelas?
¿Qué estas aprendiendo?
¿Qué es para ti autoliderazgo?
¿Tus creencias te potencian o te limitan?
¿Qué significa para ti el deber ser?
¿En qué lugar pones tus mentores, maestros o guías?
Cuando uno trabaja en esta línea, la línea de la espiritualidad, es muy fácil caer en algo que se llama el Ego Espiritual y, de allí, todas las historias que conocemos de esos maestros, sacerdotes, gurús, yoguis, entre otros, que han construido “un imperio” profesando ciertas verdades pero que han decepcionado profundamente a sus seguidores al ver que su comportamiento es totalmente incoherente con lo que profesaban.
No se si se los he contado antes, pero amo practicar yoga kundalini y hace ya 4 años estudié el profesorado certificándome como maestra de esta potente práctica. El “gurú” que trajo la practica a Occidente se llamaba Yogui Bhajan y muchas personas tenían su foto en su altar personal. Entre el año 2019 y 2020 se descubrió que este personaje abuso de su poder y transgredió muchas de las cosas que profesaba. Recuerdo que una compañera, que era super devota y consagrada a la práctica, la dejo por bastante tiempo super decepcionada y afectada por todo lo descubierto de este personaje. Algo que me impactó bastante porque en mi experiencia personal, practicar kundalini es una experiencia única, cuántica y profundamente sanadora.
El tema que quiero mostrar aquí es que muchas veces “endiosamos” seres humanos dejando de lado nuestro propio criterio y nuestra propia experiencia. El ídolo se cae, porque se tiene que caer, y tu caes con el porque entregaste tu poder afuera y no conectaste adentro. La practica de Kundalini yoga es independiente del maestro que la presentó. Si la practica te conecta contigo y te sirve a ti, el maestro no tiene relevancia porque no es mejor que tú. Es una especie de hermano mayor que tiene un poquito más de experiencia y se ha dispuesto a ser un canal a través del cual la vida se manifiesta, pero que cuando deja de ser canal es un ser humano en su propio proceso y en su propio camino de aprendizaje.
Yo soy coach espiritual y tallerista internacional y me encanta acompañar personas en su proceso de autodescubrimiento y conexión con ese genio interior. Pero para hacerlo bien, para desempeñar ese papel que en esta vida me ha correspondido interpretar, debo ser consciente de que quien hace el trabajo de “despertar la consciencia” no soy yo. Yo solo debo prestarme como canal para que la vida se manifieste a través de mi y la persona que estoy acompañando pueda encontrar su propio camino y su propio maestro.
Es complejo, porque cuando ves resultados, escuchas palabras y observas procesos tan transformadores te conmueves y una parte de ti se quiere congraciar porque fuiste parte de todo eso. Pero en ese momento me llamo a mi centro y me repito. Soy un canal de luz, amor y sabiduría. La vida pasa y se manifiesta a través de mi para el mayor bienestar de quien corresponde; y lo suelto y sigo viviendo mi propio proceso de crecimiento y evolución.
Porque si, yo también estoy viviendo mi propio camino. Enfrento mis retos, lucho mis batallas y me trabajo todos los días, ya que no soy producto terminado. Cuando uno practica yoga, y mas cuando se certifica en la práctica, pasa mucho que tus allegados te digan… Pero usted no es pues yogui, como se enoja por eso. Los yoguis viven en estado de paz y amor todo el tiempo. Blablablá…. O en mi caso… Pero usted no es pues coach… seguro usted no se enoja, no llora, nada le perturba, blablablá.
Y no… Antes que desempeñar el papel de yogui o coach, soy un Ser en evolución. Como tu y como todos. Yo también tengo mi propio camino y mi propio proceso, por lo que no soy producto terminado y cuando me termine, creo que me voy y siento que aun no es tiempo de irme. Así que sí. Yo también paso por mis crisis y mis anticrisis, yo también siento en polaridad, yo también tengo retos, tareas, trabajo por hacer. También me enfermo, dudo y cometo errores. Muchos, además, porque creo que uno aprende a partir de los errores y repite los aciertos. Y yo soy una aprendiz consagrada que no quiere nunca dejar de aprender.
Así que te invito a que, si transitas este sendero, o es un sendero fuerte en tu programa de vida (sea porque este bien aspectado o sea porque no), tómatelo con tranquilidad. Estas llamado a ser un maestro y comunicar tus aprendizajes de conexión entre la espiritualidad y la “materialidad”, pero no por ello debes ser perfecto/a. Permítete mostrar que tú también estas en el camino de aprendizaje y eres vulnerable a esta condición humana. Porque recuerda, solo vinimos a enseñar lo que vinimos a aprender, y el aprendizaje no termina nunca. Así que enseñamos mientras aprendemos.
Por ahora te dejo con mi almazo y bienvenido todo lo que nos quieras comentar de este y los demás senderos.
Pauli
Comments