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Cuento No 45El estado de la exploración
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CUENTO No. 39: LOS ESTADOS DEL SER Cap. 12 El estado de la perspectiva

Cuando hablamos de perspectiva hablamos de una forma de ver las cosas. Todos asumimos una perspectiva frente a la vida y esta depende mucho de lo que creemos y valoramos. Sin embargo, hablar de perspectiva encierra algo muy profundo y mágico. Nos dice que cuando se tienen perspectivas, no se logra ver la verdad, solo una arista de ella.


Yo tengo un dicho que uso de vez en cuando y dice: “La verdad absoluta no existe”; y otro que exaspera a los más jóvenes. “La obviedad no existe”. Así es. Para mi no hay una única verdad inamovible y nada es obvio. Todo depende de la perspectiva de quien esté “mirando”. Tu obviedad no es mi obviedad porque no “sabemos/creemos” lo mismo. No conocemos lo mismo. No hemos vivido lo mismo. Y por eso, tu verdad es tan válida como la mía. Ninguna es superior a la otra porque todo depende.


Esto lo aprendí desde muy pequeña, cuando estaba en la U. Mi mejor amigo de aquel entonces medía 2 metros y yo mido 1,64. (Si ya sé, parezco más alta) … Yo tenía muchas discusiones con él porque se creía poseedor de la verdad y yo siempre le decía. Lo que tú ves desde allá yo no lo veo desde acá y viceversa. Así que tú no me puedes imponer tus consideraciones. Me las puedes compartir, pero nunca imponer, porque lo que yo veo acá es igual de válido. Y es, tanto, literal como figurativo.


Para mí, este sendero es el que nos habla de eso. Nos dice, date la vuelta y ponte de cabeza y ahora dime qué ves. ¿Es lo mismo que veías antes? Es una llamada muy clara a la flexibilidad y a cero dogmatismos. Nos pide cambiar, mover, romper con las estructuras rígidas que tenemos y ver que pasa. Nos hace un llamado al pare. A la inacción para no pecar de “tercos o testarudos” y darnos la oportunidad de ver en otra dirección para comprender realidades antes no vistas e incluso descartadas.


Es una clara invitación a la rendición a la experiencia humana soltando con desapego, lo que demanda mucha valentía. Es muy loco, pero eso de ser valiente no significa que tan bravucón eres. Se requiere mucha más valentía para reconocer que no soy poseedor de la verdad, que tal vez puedo estar equivocado. Como dice Alexa:


Hay que ser muy valiente para atreverse a cambiar la mirada y hacerlo diferente” (Cabrera, 2021)


Este estado del Alma es el estado que por excelencia nos llama a estar en presencia. A estar aquí y ahora, dejando de lado la nostalgia del pasado y la esperanza del futuro. Es una invitación a valorar y vivir el presente como el mejor y mayor de los regalos, logrando ver lo que es y no lo que creemos (por lo que pensábamos o por lo que deseamos).


Este estado, bien aspectado en el Plan del Alma, nos habla de personas con tendencia a tomarse la vida con calma, detenerse frecuentemente para disfrutar de ella. Con aptitudes para la investigación histórica y énfasis especial en buscar sus puntos oscuros para revisar los hechos aceptados por la ortodoxia. Por ello pueden ser considerados “herejes”.


Un mal aspecto en este sendero nos habla de personas con tendencia al romanticismo, con la creencia de que hay que sufrir para aprender. Rechazan el pasado por lo que están llamados a hacer un trabajo importante con su árbol genealógico. Se les pide madurar e integrar la forma de actuar con la de pensar para lo que se les sugiere un trabajo de aquietamiento y silencio para entrar en su interior. A nivel energético se presenta la sensación de sentirse estancado. A nivel físico temas relacionados con los intestinos, problemas digestivos, aerofagias, gases, vómitos. Problemas de gestación en la mujer. Riñón izquierdo y bazo. Parálisis. Propensión a accidentes. Mano y costado izquierdo.


A nivel mental dificultad en percibir la propia escala de valores y cambiarla integrando nuevos. Miedo al cambio interno y dificultad en realizar voluntariamente sacrificios para cambiar a mejor o aprender algo esencial.


La vida nos regala momentos cumbre y momentos piso. Subidas y bajadas que son oportunidades para hacer un pare, evaluar y, tal vez, cambiar la perspectiva. Es claro para todos que este juego de vivir, esta condición humana, no se da en una dinámica lineal todo el tiempo. Se trata de un juego que nos invita a evolucionar y acrecentar nuestro nivel de consciencia, por lo que siempre nos veremos “enfrentados” a diferentes estados y situaciones. Unas que nos complacen, otras que nos disgustan. La invitación aquí es ¿y qué tal si te atreves a salir de tu “caja” y ves las cosas desde otra arista? Observar desde otro lugar te puede ayudar a integrar una nueva consciencia y flexibilizarte.


Si lograras escuchar tu Alma cuando desea pasear por este sendero te diría:


“Atrévete a suspender el movimiento externo para abrir la conexión con tu movimiento interno. Estamos en la antesala del cambio, por lo que te invito a abrirte al nacimiento de un nuevo punto de vista cuestionando y evaluando todo aquello que crees intocable”


Amo esta descripción que se hace en el libro: “convertirse en uno mismo” de Francisco Banages donde habla de la carta del tarot correspondiente a este sendero: El colgado nos remite a la atención plena, a la renuncia a cualquier logro u objetivo; él está atento al flujo de la conciencia sin preocuparse de los contenidos de la experiencia, así no queda atrapado en los sentimientos, pensamientos y estados mentales. Se produce entonces un proceso de desidentificación, ahí se advierte una actitud de permanecer como espectador que contempla todas las experiencias.


Les cuento. En mi Plan del Alma este es un sendero que debo transitar en esta vida como un anclaje de vidas pasadas en las que no hice la tarea. Y es en este momento de la vida, a punto de cumplir mis 46 años, donde he sentido la necesidad imperiosa de trabajar en mi, algo que he llamado “la neutralidad”. Deseo tanto convertirme en ese espectador que ve pasar la vida maravillándome con cada cosa (sea “buena o mala”), contemplando y permitiendo que la vida me traspase y se manifieste de forma totalmente transparente y auténtica. Para ello debo hacer mi ego a un lado y desidentificarme totalmente del personaje.

Magna tarea; y sé que es difícil, lo siento en cada paso que doy y los 10 que me devuelvo. Pero, como le dije a mi esposo, no por ello dejaré de intentarlo cada día con voluntad y disciplina. Y si me preguntan: Pauli que se necesita para comenzar a transitar este estado. Yo diría: Rendición total, Aceptación absoluta, fluidez y gozo. ¡Nada más!


Ya para finalizar este cuento del camino me gustaría invitarte a jugar conmigo haciéndote la siguiente pregunta: ¿Has llegado a pensar quién eres tú si te quitarás el nombre? Sí, si eres alguien sin nombre… ¿Quién eres? Estoy segura que cambia mucho tu percepción de todo. De la vida, del tiempo, de las cosas.


El Santo Medieval, San Buenaventura, decía que el hombre puede ver con 3 clases de ojos: los de la carne, lo de la razón y los de la contemplación. Los primeros, los de la carne, nos permiten ver los objetos físicos; los de la razón, también nos permiten ver, pero en este caso las cosas u objetos mentales. Los ojos de la contemplación nos situarían ante lo más sublime de los mundos espirituales. (Villarubia, Haut, & Millera, 2003)


Para ver con los ojos físicos, no hay que aprender. Solo agradecer. Para ver con los ojos de la razón, solo tienes que seguir viendo lo que te han enseñado a ver desde pequeño. Pero para ver con los ojos de la contemplación, debes entrenarte. Eso es lo que nos pide este sendero, entrenamiento para ver más allá de lo evidente.


Pauli


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