CUENTO No. 44: LOS ESTADOS DEL SER Cap. 17 El estado de la autenticidad
- Paulina Villegas
- 10 ago 2023
- 4 Min. de lectura
Autenticidad, que palabra tan usada en los últimos tiempos, pero a la vez tan poco comprendida e integrada a nuestra propia realidad. Ser auténtico, en mi percepción, significa reconocer mi subjetividad integrándola a la objetividad de lo que verdaderamente soy y no lo que esperan los demás que yo sea. Se trata de aceptarnos tal y como somos, con todos nuestros matices, luces y sombras, personalidades y roles; reconociendo que en el fondo somos algo más que busca expresarse de forma natural sin preocuparse por lo que los demás vean, esperan o desean. Es conectar con mi verdadera esencia para permitirle manifestarse tal cual desea.
Para ser realmente autentico se requiere mucho coraje. Sin ir muy lejos, te cuento una anécdota. Alguna vez, unos amigos le dijeron a mi esposo que él les caía super bien y les encantaba estar en su compañía porque él era muy autentico. Luego mi esposo viene y me cuenta y me dice: “pero no entendí si es un elogio o un insulto” Y es que la verdad, hoy en día esta palabra es muy usada, pero son pocos los que tienen el coraje para atreverse a ser ellos mismos.
Este estado del ser nos pide asumir nuestro brillo, expandir nuestra luz y compartirla con el mundo. Reconocernos, aceptarnos y respetarnos, tal cual somos. Nos exige vivir desde nuestra verdad, lo que nos lleva a tener una voluntad de acero para trabajar con disciplina en mantener esa conexión con nuestro interior sin dejar distraernos del mundo exterior, sus demandas y expectativas.

Hay un poema hermoso que, considero, nos ayuda mucho a ver el trabajo real que hay en este sendero. Nos habla de nuestro miedo más profundo de Marianne Williamson y fue leído por Mandela en su discurso de envestidura como Presidente electo de Sudáfrica.
Dice:
Nuestro miedo más profundo no es que seamos inadecuados. Nuestro miedo más profundo es que somos poderosos sin limite. Es nuestra Luz, no la oscuridad, la que más nos asusta. Nos preguntamos: ¿Quién soy yo para ser brillante, precioso, talentoso y fabuloso? Pero en realidad, ¿Quién eres tú para no serlo? Eres hijo del Universo El hecho de jugar a ser pequeño no sirve al mundo No hay nada de iluminador en encogerte para que otras personas cerca de ti no se sientan inseguras Nacemos para hacer manifiesta la gloria del Universo que está dentro de nosotros. No solamente algunos de nosotros; está dentro de todos y cada uno. Y mientras dejamos lucir nuestra propia Luz, inconscientemente, damos permiso a otras personas para hacer lo mismo. Y al liberarnos de nuestro miedo nuestra presencia automáticamente libera a los demás.
Todos tenemos Luz propia y totalmente diferente a la de los demás, solo que algunos decidimos asumirlo y otros no. Este estado está muy relacionado con un fuerte compromiso en llevar a cabo nuestro propósito de encarnación. Nos dice que ha llegado el momento de asumir nuestros dones y talentos, honrarlos y agradecerlos como regalos del cielo que son.
Y si, yo era de las que no creía que éramos únicos e irrepetibles. Ese cuento de que solo nosotros podemos llevar a cabo “la misión con la cual vinimos a esta tierra”, me sonaba bastante romántica. Pero claro, crecí en un ambiente super competitivo, donde había muchos haciendo “lo mismo”. Consultores, profesores, empresarios, directores y, hasta, coach. Por lo tanto, ¿Qué me hacía diferente, pero, sobre todo: única?
Pero, con el tiempo aprendí que la forma en la que haces lo que haces, usas tus dones y talentos y te comunicas, es una fórmula especial que nadie más en el planeta tierra puede lograr, solo tú.
Este sendero bien aspectado en un Plan del Alma, nos habla de personas con necesidad de estímulos creativos que potencien su propio desarrollo. Partidarios de métodos naturales y las cosas sencillas, buscan la restauración de lo sagrado, de la unidad perdida, de la que sienten, muchas veces sin saberlo, una gran añoranza. Personas originales, que buscan sus propios métodos de trabajo y expresión, por lo que no son muy amigos de las rutinas y las fórmulas mágicas.
Por su parte, un mal aspecto en este sendero hace que la persona sienta, en reiteradas ocasiones, que “el trabajo le está quedando pequeño” lo que le llevará, tarde o temprano, a preguntarse ¿Qué he venido a hacer aquí? Bloqueos en este sendero nos piden madurar e integrar el área emocional y las relaciones personales con el ego. Encontrar mi lugar en el mundo y permitirme brillar desde mi esencia, deshaciendo las cristalizaciones que impone el ego para no ser nosotros mismos y hacer lo que nos corresponde.
A nivel físico, los bloqueos se manifiestan en problemas con los órganos genitales, especialmente del lado derecho. Infantilismo, falta de desarrollo de los órganos sexuales. Lesiones o malformaciones en la cadera y rodilla derechas. Apendicitis.
A nivel emocional, dificultad en expresar emociones y deseos, en percibir la verdad acerca de uno mismo. Dificultad en conocer el tikun[1] y la forma de realizarlo. Dificultad para el trabajo en soledad con tendencia a depender de otros. Y a nivel energético: falta de sentido práctico en relación a la creatividad o exceso de originalidad a toda costa.
Desde mi óptica y perspectiva, considero que son 4 las condiciones que se requieren para atravesar este sendero y madurarlo/integrarlo como enriquecimiento del camino del Alma. Entrega, honor, valor y compasión.
Entrega: a la divina providencia, al fluir del Tao, a la vida misma.
Honor: implica la coherencia entre lo que se debe hacer y lo que se hace.
Valor: para hacerlo
Compasión: para sabernos humanos y permitirnos el error; y así mismo para ver los juicios del otro, como espejos de sus propios miedos y no como inadecuación de nosotros por ser nosotros.
Llegar a ser auténticos nos obliga, inexorablemente, a abandonar el deseo de querer encajar. Esto podrá traernos algunos problemas, especialmente con aquellos que tienen expectativas e intereses puestos en nosotros. Sin embargo, como decían en un reality show de mi país… tu no viniste a hacer amigos… jajajaja… Mentiras, si viniste a tener relaciones, son los mejores instrumentos para el crecimiento personal. Lo que quiero decir es que no viniste a ser la sombra de alguien más. No viniste a ser un clon. Viniste a ser tú y a entregarnos toda tu Luz, e incluso sombra. Independientemente de que a alguien le guste o no le guste.
Ojalá seas un afortunado en tener tu Estado No 17 activo en tu Plan del Alma porque, indudablemente, viniste a dejar huella.
Pauli
[1] Tikun: propósito de encarnación o propósito de vida.
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